Desde Sevilla al otro lado del rio Guadalquivir, vemos casas de diversos colores, solo tenemos que cruzar el puente de Isabel II, más conocido como el Puente de Triana, para llegar al barrio.

Su calle Betis, y su mercado lleno a primera hora de la mañana, nos dará la impresión de estar en un pequeño pueblo. 

Triana fue siempre un barrio de gente sencilla, artesanos ceramistas y herreros y por ello cuna del flamenco. 

Entre sus calles hay muchos detalles que dan cuenta de la historia, pero tenemos que saber bien a donde dirigir la mirada.

Por eso este es uno de nuestros preferidos, porque mostramos al visitante aquello que en un primer vistazo tal vez haya pasado por alto.

Comenzamos en la Torre el Oro. Contemplando así la vista a Triana, cruzamos el puente y nos dirigimos al mercado, veremos algunas de las antiguas corralas, hablaremos de sus calles y de cómo vivían sus vecinos. 

Hablaremos de la Inquisición, de sus principales iglesias y de las antiguas fábricas que aquí se encontraban, hasta en siglo XX.